LA MERITOCRACIA EN EL SECTOR PÚBLICO

Jul 09, 2025

Las entidades públicas deben promover que todos los procesos de selección para ingresar al Estado sean meritocráticos, desde el ingreso a realizar prácticas profesionales o para ocupar una plaza de analista, ejecutivo o de dirección pública; así lo señaló José Valdivia Morón, gerente general de la Autoridad Nacional del Servicio Civil – SERVIR.

La Real Academia – RAE, define a la meritocracia: “como un sistema de gobierno en que los puestos de gobierno de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales”. Por ende, si pretendemos al menos en teoría darle un contenido al significado de “La meritocracia en la función pública” debemos partir diciendo que la estructura de la organización publica debe tener como fundamento la meritocracia. O sea que sus puestos desde la base hasta los mandos medios y ejecutivos deberían ser asumidos por personas o servidores públicos que sean poseedores de méritos y capacidades que han sido evaluados de forma objetiva, en donde no prime los intereses personales, amicales y de otra índole que no sea el propio desarrollo y fortalecimiento de la organización.

Cada fin de semana, como regla general, nos enteramos a través de los medios de comunicación como se debelan escándalos de inmensa corrupción o de extrema negligencia, ejemplos como los de Qaliwarma o el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, son una muestra tangible que hay deficiencias serias en la medula misma de la estructura de las organizaciones públicas; de lo contrario como se pretende justificar la paupérrima calidad de alimentos que dan en el programa Qaliwarma o que se ha construido un magnífico aeropuerto internacional, pero sin acceso peatonal.

Y ante esta realidad nos asalta una pregunta muy básica y a la vez profunda ¿por qué se siguen dando estos casos? Porque en el fondo todos sabemos que asumir que los méritos por sí solos son suficientes es una ilusión que nos está costando muy caro a todos como sociedad. Generando una expectativa que no se va a cumplir, salvo excepciones en las organizaciones más avanzadas en que los méritos son tan evidentes que sería un suicidio no reconocerlas. La sombría paradoja es que, si justamente no creemos en el mérito con ética como prioridad, más allá de los orígenes sociales y las condiciones de privilegios previos, nuestro país seguirá dando tumbos y las entidades públicas serán solo un botín para intereses subalternos [1].

Todo ser humano es medianamente consciente de sus capacidades, tanto físicas como intelectuales es por ello que, en una carrera de 42 Km, no vemos personas en mala condición física participando seriamente. Por ello, se puede decir que todo ser humano es consciente que si pierde en una carrera atlética contra alguien más preparado estará conforme con el resultado y tampoco habrá reclamos del público; es por ello que cuando una atleta de elite (olímpico) gana una medalla de oro es laureado por todos, es admirado con mucha reverencia y puesto como ejemplo de la encarnación de la meritocracia deportiva; no obstante, si se descubre que su triunfo se debe a ayudas farmacológicas es duramente condenado por el fuero moral y deportivo llegando en muchos casos a perder todas sus medallas y triunfos, pero sobre todo el respeto que se había construido.

_________
1 Rubén Quiroz Ávila: Presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía, profesor universitario, Artículo publicado en: https://elperuano.pe/noticia/159833-la-ilusion-de-la-meritocracia